jueves, 27 de mayo de 2010

Bufo & Spallanzani: La novela policial, el kitsch y el éxito de ventas





Por Diego del Pozo


Siempre ha sido contemplada con recelo la integración del arte al mundo comercial, y el caso de la literatura no es exiguo a esto. La relación entre calidad, sentido artístico, y a la vez mercado y consumidor, parecen ser posturas contradictorias, que difícilmente logran convivir.

Cuando un autor de literatura se convierte en un éxito de ventas siempre hay tras él un modelo que gusta. No existe el caso de un autor difícil de leer que tenga éxito comercial, si embargo el tema está en como el autor que logra reinar en el mercado se sitúa dentro de las expectativas de sus lectores.

El gran conflicto está desde la sensibilidad del artista, cuando el arte se sitúa como una forma de ganarse la vida, y a la vez como una manera de hacer fortuna, entramos claramente al ambiente artístico del siglo XX. Las tendencias kitsch, camp y pop se encuentran ubicadas dentro de la cultura de masas, donde el arte deja un tanto de lado su sentido clásico y comienza a tener una inclinación por la ornamentación sobrecargada, dónde la facultad híbrida se potencia de tal forma que se tergiversan los contornos y los límites entre alta y baja cultura, como entre buen gusto y mal gusto. Lo interesante de esto es el hecho de que la tendencia ecléctica de la cual participan el camp, el kitsch y el pop, son completamente rentables y proponen un código entendido por todos. Dentro de la literatura, el espacio de esta baja cultura referida serían las novelas o novelitas de carácter sentimental. En este caso la relación existe por los códigos que predisponen al lector al desarrollo de la trama. La falta de participación intelectual que requiere, hace que la lectura sea simple y a la vez “entretenida”.

Otro espacio que ha sido catalogado como perteneciente a la baja cultura es el género policial, lugar donde se ubica Pasado Negro de Rubem Fonseca (sin embargo en este caso particular la relación con el género policial es limítrofe). La novela ha inspirado a una película del director Flávio Tambellini, hecho que abre aun más reflexiones sobre el campo económico y el arte a su servicio, pero que ahora no me atañe.

El género policial es posicionado en la baja cultura por la obviedad de su trama, lo único que cambian son los móviles pero el desarrollo siempre concluirá con la resolución del caso. En Pasado Negro también se nos revela el enigma o más bien los asesinatos, pero el hecho de que tenga una fragmentación narrativa, que contenga historias interiores con el método de muñequitas rusas, y que finalmente el protagonista Gustavo Flavio sea un escritor, más que ubicarla completamente dentro de los cánones del género policial, la hace coquetear con este.

El posicionamiento del escritor en el mercado es tratado en la novela, ya que por un lado está el escritor protagonista que sobrevive escribiendo (su novela Los amantes es un éxito de venta), y por otro lado está el tema de la dificultad de escribir, que se trata en el último capítulo cuando algunos personajes deben hacer el ejercicio de escribir un relato, aquí el acto de escribir es visto como un alto oficio que requiere de gran habilidad. Esto hace la diferencia entre la mirada simplista de una mera novela policial y un autor (en este caso Fonseca) que desarrolla literatura conscientemente al margen del policial como un recurso para atraer al lector pero a al vez para proponerle una ejercicio activo en la lectura.

El caso de Latinoamérica y el género policial es diferente al del resto del mundo, ya que por el carácter ecléctico que tiene el continente se da también en su literatura, lo cual permite que la convergencia de varios estilos convivan en una obra, como varias tendencias literarias al unísono.

El resultado de una obra como la de Fonseca va más allá del aspecto literario o del éxito de ventas, es más bien una representación de la identidad latinoamericana, donde corresponde la convergencia entre lo culto y lo popular, entre el goce sensible y el trabajo intelectual. Este obra queda al margen de un mero texto policial, se limpia de las complicaciones que generan para la mirada académica este tipo de literatura y se manifiesta con actitudes a veces metafóricas. El protagonista en el final “asesina” a su novela Bufo & Spallanzani que es también el título original en portugués de la novela, así Fonseca asesina a la visión literaria canonizante, asesina a su novela policial para convertirla en algo más, para decir que no es solo un juego de ingenio, sino que dentro de ella convergen la alta y la baja cultura, ahí existen ópera, pintura, comida y alcohol en exceso, asesinatos, locura, policías, ladrones, espacios de dinero y de pobreza, marginalidad, métodos de racionalidad y también brujería, choques canónicos, etc. Dentro de la novela convergen varios espacios lo cual la sitúa más lejos del carácter meramente policial.

Este caso que se ha dado con el género policial en Latinoamérica hace ver como el continente ha rescatado un aspecto proveniente de la cultura anglosajona y se ha apropiado de ello. Aquí la racionalidad no triunfa, sino que las cosas suceden como en la vida real. Hay un trato polémico con el género, es una visión posmoderna sobre la literatura policial, una posición donde la razón ya no es suficiente.

La convergencia es por un lado la utilización de aspectos del género pero por otro la inclusión de una mirada nueva y actualizada. Esto es lo que sucede en Pasado Negro, ya que le personaje que representa a la razón, es decir Guedes, no es el que triunfa finalmente sino por el contrario es el castigado dentro de sus propios márgenes. Este personaje no llega a la verdad. El mundo mostrado por Fonseca no es el mundo policial de Poe ni Chandler, sino un mundo donde la verdad existe de manera fragmentada, al igual que su narración.

En este caso Pasado Negro está al servicio de una postura, el género policial es utilizado para mostrar su carencia máxima de verosimilitud. Muestra un mundo sin esperanzas, donde los personajes viven a merced del azar y las pasiones, un espacio dónde los verdaderos móviles escapan de lo justificable.

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