jueves, 27 de mayo de 2010

La amortajada: Viaje del punto de vista


Por Diego del Pozo

La propuesta narrativa de comienzos del siglo pasado fue sin duda un reflejo y un anuncio sobre lo que sería el XX. La inclusión de la voz consciente e inconsciente como otro aspecto de la realidad hablaba de que la humanidad no estaba conforme con lo que se le presentaba. En la narrativa este desagrado se ve en la polifonía, individual incluso, que desarrolla la idea de los múltiples puntos de vista. María Luisa Bombal no está exenta de esta mirada moderna sobre la realidad, y en sus obras esto se demuestra con la inclusión de la voz interior de sus personajes femeninos.

Apartando la casi obvia relación que hay entre su escritura y el sentido terapéutico que tenía para ella, a nivel narrativo la aparición de un inconsciente femenino de la fuerza que es el de la Bombal, genera sin duda toda una revolución en la mirada literaria, y desarrolla preguntas como quién narra o desde dónde se está narrando, problemáticas que a la larga no se pueden contestar, y he ahí la gracia de la subjetividad narrativa.

En la novela La amortajada se nos presenta a una mujer en su lecho de muerte, en sus momentos previos al deceso, y desde su conciencia completamente lúcida nos hace un recorrido de su vida. El espacio presente sin punto de vista, la mirada objetiva termina cuando Ana María entre abre sus ojos “Era como si quisiera mirar escondida detrás de sus largas pestañas” (Bombal, 7). El “como si quisiera” es el que marca la entrada al espacio a aquel viaje del punto de vista, la mirada de la subjetividad, donde la alucinación, la realidad y el recuerdo se mezclan completamente. Desde ese párrafo en adelante todo será confuso desde el espacio que se nos narra y a la vez será confuso el espacio narrado. Desde ahí comienza la aceptación del inconsciente narrativo, la posibilidad de contemplar la muerte de los muertos.

La voz que narra dice que la tragedia comienza con la pérdida del primer amor, Ricardo: “Solo se que la edad que siguió ese abandono fue la más desordenada y la más trágica de la vida” (Bombal, 25), y es efectivamente así como se presenta la narración del resto del relato, de manera trágica y desordenada. Quizás esa es la mirada nueva que quiere mostrar Bombal. Su punto de vista de la realidad es trágico y desordenado, como así lo es también su interpretación y representación.

El juego narrativo es finalmente narrar la consciencia, hay incluso saltos desde la consciencia de Ana María hacia la de Fernando, lo que diferencia la narración de la mirada omnisciente es el hecho de que no hay comentario sobre lo que se medita: “Y porque veló en vida a muchos muertos, la amortajada comprende […] Ana María, ¡es posible! ¡Me descansa tu muerte!” (Bombal, 77). El narrador tiene acceso a las consciencias, es un narrador perteneciente al mundo de lo subjetivo, una vez más se ve lo fragmentado pero ahora es la ruptura espacial del mundo inconsciente.

Viene entonces el aprendizaje y la réplica, Ana María recuerda (aunque ahora ya no está tan claro si es recuerdo o alucinación) el momento en que conoció el placer: “¡El placer! ¡Con que eso era el placer! ¡Ese estremecimiento, ese inmenso aletazo y ese recaer unidos en la misma vergüenza! (Bombal, 83), para ella Antonio es el descubrirse a sí misma, y la imagen del guijarro que golpea su frente es una comprobación de que es ahí en la frente, o más bien dentro de su frente, en su consciencia donde ocurre todo. Y ese espacio funciona de manera confusa.

Ana María ad portas de la muerte nos lleva del recuerdo al presente con un orden azaroso, no podemos saber cuanto es verdad siquiera en el presente, ya que el tono siempre está cargado de un carácter fantástico. Esta fantasía está ligada a la identificación de la naturaleza como un lugar de evasión y refugio, pero también de dolor y comunicación recíproca, la representación es cada vez más cercana a lo maravilloso. El tiro suicida que intenta la protagonista es contra un árbol, no contra su pecho ni su cabeza, sino contra la naturaleza. Así también la muerte de la lechuza vuelve a la realidad con los ojos del ave muerta en la mirada de un campesino, es un reproche de aquel espacio salvador. De este modo la quietud de mirar aquella flor del dolor, le parece el momento de calma, frente a la tediosa pérdida espacial en el campo junto a Fernando y sus hijos. Es una vez más la naturaleza al que refleja su estado interior.

Además está la voz de la muerte que se comunica y la hace delirar aún más, complicando cada vez el punto de vista: “-Vamos, vamos- -¿Adónde?- -Más allá- Resignada, reclina su mejilla en el hombro de la muerte. Y alguien, algo, la empuja canal abajo a una región húmeda de bosques.” (Bombal, 109) una vez más está la presencia de la naturaleza solo que está vez es en un espacio más allá de la consciencia primigenia, ahora se encuentra en un lugar dónde solo la muerte puede llevarla, el refugio y la evasión continúan.

Es finalmente La amortajada un juego de suposiciones desde la realidad-consciente y la realidad-inconsciente, dónde el constante salto subjetivo desestructura cualquier posibilidad de percatar el espacio palpable antes dado por los narradores omniscientes, la nueva visión literaria incluye la fragmentación del punto de vista y también la fragmentación de la Verdad narrada. Bombal propone un lugar de evasión frente a esta angustiosa mezcla de realidades, la evasión acá se da en la muerte y la naturaleza: “Y ya no deseaba sino quedarse crucificada a la tierra, sufirnedo y gozando en su carne el ir y venir de lejanas, muy lejanas mareas; sintiendo crecer al hierba, emerger islas nuevas y abrirse en otro continente la flor ignorada que no vive sino un día de eclipse” (Bombal, 138-139). La imagen es la retención del espacio interior copado por la necesidad de lo material, la realidad es finalmente lo natural, el anhelo es morir para caer en la carne que no engaña, no sufre. Es la necesidad de buscar un espacio de evasión infranqueable.

Así entonces La amortajada es el viaje hacia el inconsciente y la memoria, es la narración desde lo subjetivo dónde la nueva propuesta narrativa es reflejo del movimiento de toda la sociedad y sus puntos de vistas.

Bibliografía.

- Bombal, María Luisa. La amortajada. Cuarta Edición. Andina; Argentina.


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